Por las noches ella me extiende su mano
No siento, pero lo pienso en cuotas
Dudo, por lo turbulento de lo cotidiano
La ignoro y brindo por las almas rotas
Sus manos eran tiernas pero temblorosas
Su bóveda guardaba pura incertidumbre
Perdió la llave y se mantuvo misteriosa
Siguió el camino de la muchedumbre
La extendió sin intereses ni intenciones
La rechace porque la mire fija a los ojos
Se negó al secreto de las pasiones
Prefirió la costumbre de lo doloroso
Veo que desfilan, tapados de orgullos
Escucho sus excusas de piernas cansadas
Sus acciones y falacias solo intuyo
Percibo sus mentiras vencidas, desgastadas
Ya no más por estos pagos, así lo decidimos
El y yo no somos enemigos de la cobardia
Extiendan sus manos, nosotros evaluamos
Morirá la época de la famosa hipocresía.
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